Siempre que vendemos el bacalao tanto en nuestra tienda física como virtual, damos unas pequeñas pautas, muy sencillas, para el desalado del bacalao. Es, sin duda, la parte más importante para conseguir un plato jugoso y sabroso, pero, ¿cómo podemos evitar pasarnos de desalado o quedarnos cortos?
El bacalao es un pescado que comenzó a conservarse en salazón desde hace muchos años debido a que, antiguamente carecían de las técnicas de conservación de las que disponemos ahora, y al darle ese toque de sabor que le falta al bacalao fresco se ha conservado en el tiempo hasta la actualidad.
El primer consejo es que a la hora de comprar el bacalao, éste esté en su punto de “curación” es decir, que el bacalao no esté demasiado seco, tradicionalmente incluso se colgaban las hojas de bacalao para que conservarlas más tiempo, ahora eso es innecesario con nuestros frigoríficos y congeladores. Desechad siempre el bacalao con rigidez por la curación.
Una vez en casa, para comenzar con el desalado, lavamos suavemente los trozos de bacalao en el grifo de agua fría.
Colocamos el bacalao en un recipiente (poner una rejilla debajo de los trozos o acomodarlos con la piel para arriba ayuda al proceso), los cubrimos con agua fría y los introducimos en la nevera
El tiempo de desalado depende del grosor de los trozos y del gusto particular en el salado de los platos. Unos lomos de bacalao de un grosor superior (4cm o más) incluso pueden necesitar 72horas.
Como pauta general podemos tomar las siguientes:
- Lomos y hojas gruesas – 60/72horas
- Hojas, cocochas y lomos de grosor medio – 48horas
- Migas, alas, cabezas como las partes más finas – 24horas
Renovaremos el agua dos veces al día, (mañana y noche)
*Consejo Ferreiro
Para asegurarnos de que el bacalao está en su punto, podemos probar un trocito antes de cocinarlo
Si queréis congelar el bacalao desalado, dejarlo un tiempo a escurrir el agua sobrante y si queréis cocinarlo a la plancha, además, tendréis que sacarlo un poco con un paño.